Cada 26 de Enero celebramos el Día Mundial de la Educación Ambiental que se originó con la Declaración de Estocolmo en 1972, donde se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, la primera conferencia mundial en hacer del medio ambiente un tema importante.

De la declaración y plan de acción surgen 26 principios que colocan al ambiente como una cuestión prioritaria en las preocupaciones internacionales. El primer principio dice: “El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras. A este respecto, las políticas que promueven o perpetúan el apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión y de dominación extranjera quedan condenadas y deben eliminarse”.

Es en este sentido que la Masonería Argentina viene trabajando fuertemente y fruto de este trabajo, junto a organizaciones de todo el país, se logró la sanción de la Ley de Educación Ambiental que hoy se encuentra vigente.

“La protección y mejoramiento del medio humano es una cuestión fundamental que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo entero”, señala la proclamación de aquella cubre de 1972 y también advertía que “el crecimiento natural de la población plantea continuamente problemas relativos a la preservación del medio, y se deben adoptar normas y medidas apropiadas, según proceda, para hacer frente a esos problemas”.

Desde la Masonería Argentina hacemos votos para que la educación ambiental no sea solamente la letra de una ley, sino que podamos trabajar mucho más fuertemente aún para generar más consciencia sobre el vital e importante cuidado de nuestra casa común.