Se cumplen 41 años del golpe cívico-militar más sangriento de los que ha padecido la Argentina en toda su historia, con su trágica secuela de miles de desaparecidos, asesinados, perseguidos políticos y exiliados, además de los millones de compatriotas condenados al ostracismo y la marginación en el propio suelo nacional.
El 24 de marzo de 1976 dio comienzo a una larga noche institucional que duraría siete largos años, en los que un grupo mesiánico usurpó el poder valiéndose de armas que les habían sido encomendadas para la defensa nacional, y que en cambio usaron para arrasar con el Estado de Derecho.
La Masonería, igual que la sociedad argentina toda, fue víctima de esos años de plomo y muerte, en los que se proscribió la actividad política y gremial, y en la que todos nos convertimos en sospechosos por el sólo hecho de pensar.
Nuestra orden, junto con una inmensa mayoría de la sociedad, trabajó incansablemente en aquellos duros años, con las herramientas que disponía, para el retorno de la democracia, a la que celebramos y por la que trabajamos desde su recuperación en 1983.
Hoy, a 41 años de aquella nefasta fecha, la Masonería Argentina se une al Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, y llama a sumar esfuerzos para asegurar que nunca más tengamos que sufrir la pérdida de nuestras libertades fundamentales.
La Masonería Argentina hace por tal motivo un llamado a la sociedad toda, para encarar con más democracia los problemas nacionales, promoviendo el debate de ideas, la ampliación de los derechos civiles, forjando nuevas propuestas y ampliando la participación ciudadana.