La Masonería Argentina expresa su rechazo a cualquier intento de incorporar la enseñanza de religión en las escuelas públicas, y reivindica la vigencia de la Ley 1420 como la piedra basal de una educación común, laica, gratuita y obligatoria para todos los ciudadanos de nuestra Argentina.
Ante recientes declaraciones del ministro de Educación de la Nación, que dejan la puerta abierta para introducir la materia Religión en los colegios públicos, queremos dejar sentado que eso sería un retroceso en nuestro sistema educativo, que debe atender de igual modo a quienes profesan cultos de todo tipo, como a los que no profesan ninguno.
Reconocemos la posibilidad de todo ciudadano a buscar educación religiosa en las escuelas privadas de cualquier fe, que funcionan con total libertad en el país. Pero reivindicamos con firmeza el laicismo.
Los masones fuimos impulsores de la Ley 1420, sancionada en 1884, que colocó la escuela pública al alcance de todos los niños, constituyó un hito básico en la fundación del Estado y dio nacimiento a la educación pública.
Domingo Faustino Sarmiento, que había ejercido la Presidencia de la Nación hasta 1874, renunció como Gran Maestre de la Masonería Argentina para dedicarle todo su tiempo a la sanción de esa ley.
Gracias a esta ley fundamental para la República, hacia 1910 dos de cada tres personas ya sabían leer y escribir, en tanto que la escolarización alcanzaba al 90%, cifra que nos convertía en un país de avanzada para la época.
La democratización de la educación abrió el camino a la democratización de la política y recorre hasta hoy los senderos de la República aún en sus tiempos más azarosos.
Ir en sentido contrario implicaría un retroceso alarmante en los objetivos igualitarios y en el nivel pedagógico de nuestro sistema educativo, prioridad excluyente para la formación de las futuras generaciones de argentinos.