La declaración de la Independencia el 9 de Julio de 1816 tuvo una activa participación de la masonería que actuó como articuladora e impulsora del surgimiento de “una nueva y gloriosa Nación” desde la Revolución de Mayo de 1810. Al respecto opinó para Télam Jorge Clavero, Gran Maestre de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones.
La declaración de la Independencia argentina el 9 de Julio de 1816 tuvo una activa participación de la masonería que actuó como articuladora e impulsora del surgimiento de “una nueva y gloriosa Nación” desde la Revolución de Mayo de 1810 y la Primera Junta que corporizó la voluntad inicial de autonomía de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Al momento de declararse la Independencia en Tucumán, Antonio González Balcarce era Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, máxima autoridad del país, e integrante de la masonería criolla, igual que figuras clave de la época, como José Francisco de San Martín y Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
Pero también fueron masones 9 de los 11 integrantes de la Primera Junta y lo fueron los patriotas que se reunían en la jabonería de Vieytes.
Por esto fue que en el Congreso de Tucumán, entre los firmantes del Acta de Independencia, aquél 9 de julio de 1816, de 7 representantes de Buenos Aires, 4 de ellos eran miembros activos y reconocidos de la masoneria: Juan José Paso; Fray Cayetano Rodríguez; Pedro Medrano y Antonio Sáenz.
Hay indicios históricos no confirmados de que Tomás Manuel de Anchorena también era masón.
La misma pasión patriótica compartían, sin ser masones, los diputados porteños Pedro Medrano y Esteban Gascón.
Hasta entonces, la Masonería Universal tenía presencia en las Provincias Unidas del Río de la Plata a través de logias impulsadas desde Francia, Inglaterra y Montevideo.
La masonería fue protagonista de las siguientes décadas en distintos episodios históricos como la defensa de la soberanía en La Vuelta de Obligado, con el protagonismo del masón Pedro Echagüe, quien también fue gobernador de Entre Ríos, antes del surgimiento de otra personalidad histórica como Justo José de Urquiza.
La paz, luego de la batalla de Caseros, y la Constitución de 1853 tienen igualmente el sello protagónico de la masonería criolla.
La masonería argentina se organizó definitivamente en 1857 y siguió presente en numerosos hitos sociales, desde la creación de los primeros sindicatos hasta los primeros clubes de fútbol.
Las bibliotecas populares o instituciones como la Academia Nacional de Ciencias e innumerables organizaciones civiles, profesionales y filantrópicas suman honrosas participaciones masónicas en la vida nacional.
Pero también protagonizó hechos políticos relevantes como la capitalización de Buenos Aires; la institucionlización de la enseñanza pública, gratuita y laica; el voto universal y el voto femenino.
En 2017, desde la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones seguimos celebrando nuestra historia como una Nación independiente y como una democracia representativa, republicana y federal con los mismos valores humanistas e igualitarios que ejercieron nuestros predecesores.
Este 2017, la Argentina cumple 201 años como Nación independiente y la masonería nacional cumple 160 años manteniendo los valores que nuestra fraternidad universal consolidó hace 300 años.
Hay indicios históricos de que la presencia. masónica se registra en nuestro país desde 1767.
Con toda esta historia en el pais, y con los 300 años promoviendo el progreso de la humanidad, que se celebran en 2017 en 200 países del mundo, la Masonería extiende este 9 de Julio, un fuerte y fraterno abrazo a todos los argentinos y se compromete a seguir consolidando una Nación independiente, democrática, ética íntegra, unida, solidaria y fecunda.