Dio por terminado el absolutismo y abrió la nueva etapa de la soberanía popular. En una línea que integró a René Descartes con su proposición “Pienso, luego existo”, filósofos y enciclopedistas, la abolición del reinado que se basada en el derecho divino construyó el camino de un cambio profundo.
Así, se asentó la Ilustración que reconocía a la razón, la igualdad y la libertad como sus sustentos esenciales. Trece años antes, la Ilustración constituyó también el soporte filosófico de la Independencia de Estados Unidos.
Desde el punto de vista político la burguesía, que ya ostentaba poder económico, fue en busca del poder político. Se sumaron los sectores desposeídos, en tanto la crisis económica por las malas cosechas y la deuda externa conformaron el marco eficiente del desenlace. La desigualdad social extrema y los altos impuestos que la nobleza y clero no tenían obligación de pagar, habían puesto a la sociedad francesa al borde del abismo. La clase profesional y los comerciantes irrumpieron con su fuerza renovada en el escenario del poder.
La Revolución Francesa fue un conflicto social y político que comenzó con la proclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799. La convocatoria de 1789 a los Estados Generales, separados a la hora de deliberar y con un solo voto por estamento, planteó la necesidad de que los diputados de los Estados Generales representaran la voluntad de la nación con la consecuente novedad de que la soberanía recayera en el pueblo. Hasta entonces, el Primer Estado representaba a la nobleza, el Segundo Estado al clero y el Tercer Estado a la burguesía.
Los miembros del Tercer Estado se auto proclamaron Asamblea Nacional y plantearon el dictado de una Constitución escrita. La Asamblea votó entonces la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. La monarquía clausuró las salas de deliberaciones, los asambleístas se trasladaron a un edificio donde la aristocracia jugaba el juego de la pelota (Jeu de paume)y allí decidieron el “Juramento del Juego de la Pelota”, el 20 de junio de 1789, en el que prometieron solemnemente no separarse hasta el dictado de la nueva constitución. Algunos representantes del clero bajo y 47 miembros de la nobleza se sumaron al juramento.
El 27 de junio, el Rey Luis XVI convocó tropas militares que se acantonaron en París y Versalles, pese a los numerosos mensajes de apoyo a la Asamblea. El 9 de julio, la Asamblea pasó a denominarse “Asamblea Nacional Constituyente”. Dos días después, el rey Luis XVI dispuso un cambio de gabinete, pero gran parte del pueblo de París entendió que se trataba de un auto-golpe de la realeza y ganó las calles con el apoyo de algunos militares.
El 14 de julio se produjo el asalto a la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico y enclave de los cañones reales apuntados hacia los barrios obreros. La lucha se extendió durante cuatro horas hasta la toma de la fortaleza; la Bastilla se convirtió en el símbolo del Antiguo Régimen.
La Revolución se extendió a todo el territorio francés. El 4 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente suprimió las servidumbres personales, lo que significó la abolición del feudalismo. También dio de baja a los diezmos y las justicias señoriales, instauró la igualdad ante los impuestos, las penas y el acceso a cargos públicos con la pérdida de los privilegios que detentaban los nobles y el clero.
El 27 de agosto de 1789 la Asamblea publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la que proclamó los principios masónicos de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Durante 1790 fueron sofocados diversos movimientos contra revolucionarios, en tanto florecían los clubes políticos. El 3 de septiembre de 1791 entró en vigencia la primera Constitución de Francia que contemplaba la existencia de un Poder Judicial independiente de la Corona. El rey retuvo el Poder Ejecutivo con derecho al veto de las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa. Además, la Asamblea eliminó todas las barreras comerciales, suprimió las antiguas corporaciones mercantiles y los gremios. Francia funcionaría como una monarquía constitucional. La Asamblea Constituyente dio por finalizadas sus tareas el 29 de septiembre de 1791.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791: 264 diputados: feuillants y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía, se sentaron a la derecha de la presidencia. En el centro, 345 diputados independientes, y a la izquierda 136 diputados jacobinos representantes del pueblo llano parisino. En los primeros meses, el rey vetó una ley contra quienes huyeron de Francia en 1789 y otra que ordenaba al clero el juramento de lealtad al Estado. Por ese camino se llegó más tarde a la crisis constitucional.
En pasos sucesivos se eliminó la potestad eclesiástica de imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron sus privilegios y se confiscaron sus bienes como el más grande terrateniente del país. Posteriormente, los integrantes del clero pasaron a desempeñarse como empleados del Estado, el calendario gregoriano fue sustituido por un calendario republicano cuyo primer día fue el 22 de septiembre de 1792.
El primer emblema nacional fue la bandera para ser enarbolada en la popa de los buques de guerra, según decreto de la Asamblea Nacional del 24 de octubre de 1790, modificada más tarde por la Convención republicana el 15 de febrero de 1794 a petición de los marineros que exigieron que se redujera el predominio del blanco que simbolizaba la monarquía.[] La bandera adoptó entonces su diseño definitivo, y se cambió el orden de los colores para colocar el azul cerca del mástil y el rojo al viento por consejo del pintor Louis David.
Muchos de quienes participaron de la Revolución Francesa en sus diferentes etapas fueron masones: Montesquieu, Rousseau,D’Alambert, Voltaire, Condorcet, el conde de Mirabeau, Saint-Just, Camille Desmoulins, Danton, Hébert, Jean Paul Marat,Robespierre, Felipe de Orleans, Fouché, Emmanuel-Joseph Sieyès, François Babeuf, Rouget de L’Isle (creador de La Marsellesa), Lafayette (creador de la escarapela tricolor), Napoleón. El lema masónico de Libertad Igualdad y Fraternidad fue el de la Revolución Francesa, los colores de la divisa fueron los de la Gran Logia de Francia y el icono masónico del gorro frigio, que simbólicamente representa un tocado más elevado que el de una corona,[] subrayan que los francmasones del siglo XVIII fueron quienes desarrollaron la Revolución Francesa. Según el historiador Louis Blanc, muchos de los revolucionarios pertenecían a las Logias Des neufs soeurs, La Bouche-de-Fer y Les Amis Réunis, entre otras. El lema Libertad, Igualdad, Fraternidad fue adoptado oficialmente por la Segunda República Francesa después de la Revolución de 1848.