Padre de su hijo homónimo, integrante de la Generación del ’80, nació en la estancia familiar en San Pedro; estudió en el Colegio de Ciencias Morales junto con Juan B. Alberdi, a quien lo unió una estrecha y prolongada amistad.
En su casa de la calle Balcarce, fundó la “Asociación de Estudios Históricos y Sociales” (1832), que lo enfrentó a Rosas. También formó parte del Salón Literario, de Marcos Sastre.
Se doctoró como abogado eI 10 de mayo de 1835 y ese mismo día viajó a Montevideo, donde estableció su exilio trabajando como periodista y escritor. Fundó El Iniciador con Andrés Lamas, colaboró en otros medios de prensa y en La Legión Argentina, compuesta por otros exiliados.
De regreso en Buenos Aires en agosto de 1852, participó en la revolución de setiembre y volvió a Uruguay. Como corresponsal de medios porteños mantuvo intensas polémicas con Domingo F. Sarmiento. Siete años después se instaló definitivamente en Buenos Aires donde fundó el periódico El Comercio del Plata con Nicolás Avellaneda. El fallecimiento de su hijo Jacinto Miguel determinó su retiro a Mercedes. Allí falleció el 5 de julio de 1863 a los 51 años de edad.
Manuel Mujica Láinez describió a Miguel Cané (padre) como “un diletante cuya conversación encerraba siempre un dato ignorado, algo imprevisto, que descubría perspectivas ante el interlocutor”. A propósito de la generación que integraba, señaló que “los muchachos anhelosos que participan del movimiento renovador y que, con una saña que es fruto de la urgencia de destruir para construir, fustigan a la madre patria, no olvidan ni un segundo los lazos candentes que los unen a la España joven”. Y concluye: “antes del autor de Juvenilia, hemos tenido en su padre un sabroso precursor de su ingenio feliz”.
Miguel Cané (padre) fue autor de las novelas Esther, En el tren y La Familia de Sconner. Su hijo Miguel lo consideró uno de los fundadores de la novela nacional. Fue iniciado masón en la Logia Lealtad N° 6, el 9 de setiembre de 1858.