Roque Saenz Peña

Figura singular de la historia, este hermano masón fue Presidente de la Nación después de haber rechazado una candidatura para evitar la competencia política con su padre, Luis Sáenz Peña.

Ya como Jefe de Estado, impulsó las reformas electorales que dieron nacimiento al voto secreto y obligatorio, dejando de lado eventuales prerrogativas personales y de sector. La Ley Sáenz Peña abrió el ingreso de las clases medias al poder en 1916 con el triunfo de la Unión Cívica Radical encabezada por Hipólito Yrigoyen.

Roque Sáenz Peña militó en el Partido Autonomista al que se afilió después de haber actuado a ordenes de Luis María Campos durante la insurrección de Mitre en 1874. Dos años más tarde fue elegido diputado a la Legislatura bonaerense. Luchó por Perú en la Guerra del Pacífico, fue herido y hecho prisionero en Arica y regresó a Buenos Aires después de su traslado a Santiago.

De regreso en Buenos Aires, ocupó la Subsecretaría de Relaciones Exteriores (1881). Nueve años después fue Canciller del Presidente Juárez Celman por un lapso breve tras haber adquirido renombre por su participación en foros jurídicos internacionales, en especial el Congreso Panamericano celebrado en Washington.

Para evitar una lucha política con su padre, Roque Sáenz Peña se retiró transitoriamente de las actividades públicas. Retomó en 1905 cuando fue elegido diputado, pero no asumió porque fue enviado como Ministro Plenipotenciario a España. En fórmula con Victorino de la Plaza, asumió la Presidencia de la Nación el 1 de octubre de 1910. La ley de reforma política que lleva su nombre fue sancionada el 1 de abril de 1912.

Poco después comenzaron a insinuarse los síntomas de una grave dolencia. Fueron frecuentes sus pedidos de licencia, hasta que dejó definitivamente el gobierno en manos de su vicepresidente (octubre de 1913). Falleció el 9 de agosto de 1914.

Roque Sáenz Peña fue iniciado masón el 14 de marzo de 1882 en la Logia Docente, De su actividad en la Institución se recuerda en particular la fundación del diario Sud América, junto a Pellegrini y Gallo, por pedido de su logia para enfrentar las ideas de Dardo Rocha,

La Masonería Argentina recuerda la recia personalidad del ex Presidente de la República, sus virtudes cívicas y militares que lo llevaron a alcanzar las palmas de General en el Ejército peruano y la de estadista civil en nuestro país. Sus profundas convicciones masónicas le permitieron renunciamientos personales y luchas por lo que consideró mejor para el pueblo argentino.