Se cumplen hoy 39 años del golpe de estado que derrocó en Chile al gobierno constitucional de nuestro hermano masón Salvador Allende quien, además, perdió la vida en esos momentos trágicos.
Con independencia de criterio acerca de su pensamiento político y posición ideológica, la Masonería Argentina recuerda con dolor el hecho que afectó al país hermano y abrió el camino a situaciones idénticas o parecidas en América Latina. Las imágenes de centenares de prisioneros políticos, muchos de ellos masones, encerrados en el Estadio Nacional de Santiago convertido en virtual campo de concentración, nos retrotraen a situaciones similares de triste memoria. Después de esos acontecimientos, hemos aprendido que las instituciones democráticas, aún imperfectas, deben proveer las soluciones institucionales y políticas evitando que el terror, el miedo, la venganza y otros desvalores destruyan la paz íntima de las personas y conmuevan severamente la marcha de las sociedades. La masonería enseña el sentido profundo de la soberanía del pueblo como concepto que excluye las aventuras mesiánicas o el destello de presuntos iluminados y el valor de la vida por sobre todas las cosas.
Salvador Allende Gossens fue iniciado masón el 16 de diciembre de 1935 en la Logia Progreso Nº 4 de Valparaíso. Ya en Santiago, continuó en la Logia Hiram Nº 65, a partir del 8 de noviembre de 1940. Fue nieto de un ex Serenísimo Gran Maestro de la Gran Logia de Chile e hijo de otro masón.
Allende asumió tres compromisos esenciales junto a su familia: su actividad masónica, su militancia política en el Partido Socialista y el ejercicio de su profesión médica. En ellas volcó sus convicciones y su pasión por un mundo mejor y por ser útil a sus semejantes.