Celebramos hoy en Argentina el Día del Himno Nacional. Su historia cuenta que Vicente López y Planes asistió el 24 de mayo de 1812 a la representación de El 25 de mayo en el teatro de la Comedia. En el cuadro final los actores corearon un himno escrito por Morante con música de Blas Parera. De regreso a su casa, López y Planes escribió la primera estrofa de un himno que reemplazaría al de Morante.
Poco después, el Triunvirato pidió al Cabildo que mandase a componer “la marcha de la patria” que el público debía escuchar de pie y descubierto antes del comienzo de las representaciones teatrales y todos los días al término de las clases escolares.
El 6 de mayo de 1813, La Asamblea General Constituyente ordenó componer la letra del himno, lo aprobó como “Marcha Patriótica” y convocó a Blas Parera para agregar la partitura. La Asamblea pidió una corrección del texto porque su tono anti español abría una dificultad política con Gran Bretaña, aliada de España contra Napoleón.
En 1860, la música del himno experimentó algunas modificaciones realizadas por Juan Pedro Esnaola. Posteriormente, el Presidente Julio Argentino Roca dispuso que “en las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813.” El 24 de abril de 1944, el Poder Ejecutivo aprobó la Marcha como Himno Nacional Argentino.
Su autor, Vicente López y Planes, fue iniciado masón en la Logia Lautaro de Buenos Aires. Esa pertenencia permite entender con mayor detalle que la letra del Himno expresa tres veces la palabra “libertad”. El número 3, que es uno de los soportes simbólicos de la masonería, se repite en otras estrofas. La libertad es la base de la tríada masónica esencial, junto a la Igualdad y la Fraternidad. A López y Planes también le pertenece el Canto al trabajo, adoptado como Himno Masónico Argentino en 1857.