Desde que el masón francés Pierre de Coubertin lograra reinstaurar los juegos olímpicos modernos, allá por 1894 pasó mucha historia en la humanidad, pero este evento se sigue sosteniendo sobre un símbolo fundamental, que es la unión de los seres humanos, la paz, la solidaridad y la educación.
Se trata de una competencia, es verdad, pero más allá de quienes ganen, su espíritu, reflejado en los 5 aros entrelazados y sus colores, es el símbolo de la unión de los pueblos, y con el paso del tiempo el olimpismo como disciplina se convirtió en una filosofía de vida que utiliza el deporte método de transmisión de valores e ideales de formación, paz, democráticos y humanitarios.
La Masonería no solamente comparte plenamente esos valores, sino que los alienta y trabaja fuertemente en la formación de ciudadanos con altos valores morales por una sociedad tolerante, fraterna, democrática y más unida.
Pablo Lázaro
Gran Maestre
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Gran Logia Argentina (@masoneria_argentina)